Aquismón, La Poza de las Golondrinas
La otra excursión de ayer nos llevó a Aquismón, un trayecto de 45 minutos en autobús con aire acondicionado a tope para contrarestar según el chófer la temperatura externa, cierto, hacía calor, pero no compensa nunca tanto frío. llegamos al cruce con Aquismón un pueblecito lleno de supuestos camiones colectivos a la caza del guiri. "corran les llevo antes de que lleguen las lluvias", cierto el cielo retumbaba pero tanta prisa era sospechosa, 600 pesos... demasiado, conseguimos reducir la tarifa a 500 pesos entres los cinco que viajamos a cambio de que se espería a que regresasemos de la poza. Ya en la camioneta, y danzando en la parte trasera de carga, y cubierto con un plastico azul, empezó a diluviar a los 4 km, y durante el resto del camino hasta completar los 10 km en media hora no paramos de dar botes de pie para no mojarnos el culo. unos chamaquitos se subieron en marcha para convencernos de que nos hicieran de guías. Teo un chaval de 12 añitos fué el escogido y a cambio de unos pesos entre todos le dimos 40 pesos quizá, nos acompañó camino empedrado arriba, hasta llegar a la zona de las golondrinas...
Espectáculo! miles de golondrinas bajando a medida que llegaban a la poza en bandadas de cien en cien y lanzándose en picado, parecían pequeños reactores por el ruido que hacían. Una poza del demonio, conseguí arrastrarme un poco enganchado a las rocas del suelo, para divisar un agujero sin fondo de 55 mts de diámetro (según la aldeana del lugar) y una profundidad eterna de 520 mts... no es imaginable, acojona el agujero, y mucho. pasito atrás de nuevo para volver a suelo más firme. junto a las golondrinas que se lanzan interminablemente durante unas 2 horas y media, también hay cotorras verdes anidándose en zonas más altas. en fín, otro espectáculo de la naturaleza que hay que apuntarse en la agenda.
Empezaba a oscurecer y era hora de volver, ya de camino con la camioneta, justo cuando ya empezaba a oscurecer el el bosque, de nuevo como cada noche empezaba el espectáculo más grande de por aquí, el canto de ranas y toda especie selvática de la Huasteca Potosí, y como por arte de magia cientos de luces intermitentes de color amarillo fosforescente que se encendían y apagaban como diminutas linternas, luciérnagas! algunas les daba por volar, y veías estrellas de colores de árbol a árbol.
Ya en la parada del bus en la carretera, uno de tantos puestos de tacos, nos sirvió para cenar el mejor taco que he comido por el momento, taco de bistec con cebolla. Carne totalmente ecólogica de la zona, tendríais que ver a los pollos, gallos y cerdos, pastar por entre los árboles del lugar, comiendo gusanillos y no pienso de granja, las vacas y terneros, también se dan su festín de naturaleza en pleno prado verde... qué bonito lugar!!!!
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